Ecologías (en plural) para las ciudades (también en plural)
Esta pandemia del COVID19 ha provocado todo tipo de reacciones. Una que emergió casi inmediatamente es la relacionada con las posibles amenazas globales derivadas del cambio climático y los problemas ambientales. De hecho, en las primeras semanas declarada la pandemia, actores políticos señalaban la necesidad de revisar nuestro modelo de desarrollo (una vez más). Este llamado reanimó la pluralidad de corrientes ecológicas, lo que polarizó aún más esa arena de controvercias. Si fuera lucha libre (rudos contra técnicos), el debate ecologista podría reducirse entre el polo del eco-capitalismo por un lado, y el polo del decrecimiento por otro lado. Pero no, las cosas son más complejas.
Efectivamente, es más complejo que eso. Es más complejo que salvar ballenas, separar la basura, o plantar arbolitos los fines de semana.
Es relativamente reciente que se reflexiona que la búsqueda del bienestar de las personas no deberá ser a costa de otros seres (humano y no-humano) ni del medio ambiente. Esta perspectiva, puede ser leída como una reacción al movimiento moderno y se explica bien por la gradual adopción de un nuevo paradigma cuya mejor expresión es la del desarrollo sostenible. Una revisión de las vertientes que puede adoptar el desarrollo sostenible y las diversas corrientes de pensamiento ecológico ver la revisión de Toca (2011), Ferry (2020), y para el caso de la ecología urbana ver a Pickett (2016).
¿Dónde está el desarrollo sostenible?
El desarrollo sostenible se ha posicionado como el paradigma dominante que orienta las políticas públicas de buena parte del mundo occidental contemporáneo. De hecho, existe un amplio consenso en adoptar esto y que se concretizan con el programa de la ONU de los Objetivos por el Desarrollo Sostenible (ODS). Esta iniciativa se ha convertido desde el 2015 en la guía de numerosos instrumentos de planeación de organizaciones nacionales como locales. A diferencia del programa “Las Metas del Mileno” de la ONU, los ODS ponen atención explicita a las ciudades con el Objetivo 11. Si bien, el desarrollo sostenible es el referente global para la transición socio-ecológica, existen otras posturas que enfrentan la crisis ecológica actual desde perspectivas diferentes.
Éticas ecológicas
La diversas corrientes de pensamiento ecológico que conviven actualmente son producto un largo recorrido intelectual y político. Una forma al extremos simple de entender este desarrollo puede identificar tres grandes momento: 1) naturalismo, 2) ecología científica, y 3) ecología política. En esta publicación quiero enfocarme en la ecología política, en especial a la dimensión ética que puede adoptar una u otra corriente ecológica.
Larmagnac–Matheron (2020) nos propone dos dimensiones para ubicar el espacio ético de las ecologías. Una primera dimensión permite posicionar las corrientes en cuanto al lugar que le dan la persona humana en la naturaleza. Esta dimensión va de aquellas corrientes fuertemente antropocentricas (eco-modernismo) a las éticas des-centradas de los humanos como el biocentrismo o el ecocentrismo. Una segunda dimensión (quizás menos evidente) es la que ubica las éticas ecológicas entre las que amplían valores, derechos y objetos-sujetos como el ecocentrismo, o las que buscan cambiar de éticas o sistema de valores como el conjunto de corrientes más radicales como el ecofeminismo, o la ecología profunda (deep ecology).
Fig. 1.- Éticas ecológicas
A partir de Octave Larmagnac –Matheron (2020)
Las diversas corrientes ecologistas se confrontan en la arena política. Por ejemplo, el veganismo que aboga por el derecho de los animales ha encontrado aliados en las organizaciones tradicionales defensoras de los animales. En cuanto a la ciudad, y en concreto al espacio urbano, vemos disposiciones influenciadas por estos movimientos. El cierre de las corridas de toros, las transformaciones, la crisis de zoológicos o la iniciativa de apicultura urbana son algunos ejemplos concretos de un frente hacia el biocentrismo.
En ese sentido, y como lo muestra la figura 1 advertimos, al menos en el discurso, un desplazamiento en el mapa de las éticas ecologistas del atropocentrismo hacia el ecocentrismo pasando por el biocentrismo. Este frente se caracteriza en cierto modo con una ampliación de valores éticos que le reconoce derechos a «actantes no-humanos». Otro frente, menos evidente aún, es la tendencia o tensión entre ampliar las éticas (más derechos, más actores) por un sistema de valores radicalmente diferente.
Orientarse en la tormenta
Los urbanistas, arquitectos y los profesionales del ordenamiento territorial encontraremos útil saber que además del paradigma del desarrollo sostenible existen en tensiones o asociación diversas corrientes de pensamiento, teorías, políticas, e incluso teológicas, sobre cómo afrontar los desafíos socio-ecológicos actuales.
Esta tormenta de ideas que se enfrentan unas con otras pueden generar el sentimiento de confusión en tiempos que necesitamos orientar valores, y acciones. En ese sentido el libro de Latour (2017) es sugerente; «¿Dónde aterrizar? de cómo orientarse en política» permite ampliar el panorama, tener mapa y brújula… a nosotros de elegir dónde aterrizar.
Bibliografía
Ferry, L. (2021). Les sept écologies. Paris: L´Observatoire.
Latour, B. (2017). Où atterrir? Comment s´orienter en politique. Paris: La Découverte.
Octave Larmagnac –Matheron (2020) Les étiques environnementales. Philosophie Magazine Hors Series,No.46 Page 34-35
Pickett, S. T. A., Cadenasso, M. L., Childers, D. L., Mcdonnell, M. J., & Zhou, W. (2016). Evolution and future of urban ecological science: ecology in, of, and for the city. Ecosystem Health and Sustainability. https://doi.org/10.1002/ehs2.1229
Toca Torres, C. E. (2011). Las versiones del desarrollo sostenible. Socieda de e Cultura, 14(1), 195–204. https://doi.org/10.5216/sec.v14i1.15703
Deja una respuesta