Desafíos para los arquitectos
El futuro de la arquitectura se hará con o sin arquitectos. El acto arquitectónico es inherente a las sociedades humanas y la profesionalización de la arquitectura, como sabemos, es muy reciente. Para estar a la altura de las nuevas circunstancias los arquitectos tendrán que afrontar una serie de desafíos, algunos, por el momento no son imaginables, otros, ya muestran algunas señales sugerentes de cambio. En esta entrada, voy explorar algunas ideas sobre los retos futuros de la profesión, me concentraré en los tres desafíos siguientes:
Repensar la idea de desarrollo y de modernidad
La arquitectura actual, como la sociedad en su conjunto, esta embebida en una idea de desarrollo derivado de modernidad la cual es muy difícil de cuestionar. Esta idea, orienta los esfuerzos de los gobiernos, las empresas y las organizaciones hacia el crecimiento como mecanismo para alcanzar el bienestar humano. Esta más que demostrado que este modelo de desarrollo y crecimiento no ha cumplido con la promesa de la modernidad, y por otro lado ha tenido costos ecológicos muy severos. El desafío de atender la demanda de las sociedades en términos de la producción del medio construido es enorme y si se basa es la visión lineal y unidireccional de la modernidad, que divide el mundo entre arcaicos y modernos, entre pasado y futuro, lo rural y lo urbano, vencedores y vencidos, etc. no habrá esperanza de renovación.
Integrar los cambios en los modos de vida
Estar atentos a los cambios en los modos de vida y la emergencia de una sociedad post-urbana. Ya lo vemos todos los días. Entre la sociedad de consumo y la sociedad de supervivencia, nuevos modos de vida se multiplican bajo las tensiones de valores y prácticas que influyen en el desarrollo de las combinaciones de cuatro grandes de dimensiones: vivienda, movilidad, alimentación, y consumo. Los valores están en plena efervescencia y tensiones, y se traducen en prácticas que, entre otras, tiene una salida por medio de la producción y uso del medio construido, además de todo tipo de artefactos materiales e inmateriales. Un ejemplo, hay evidencias de que los espacios con mayor presencia de vivienda e infraestructuras comunitarias tienen un lugar identificable en las ciudades y un perfil político y de prácticas cotidianas más o menos compartido entre sus habitantes (los jardines comunitarios son un ejemplo concreto).
Repensar la relación sociedad-naturaleza
Adaptar el marco conceptual y los métodos ante la transición socio-ecológica es el segundo desafío que puedo identificar. Además de los modos de vida, la relación sociedad-naturaleza está en plena mutación, lo que se explica por el primer desafío que he evocado anteriormente; repensar el modelo de desarrollo y de modernidad. El primer acto de la arquitectura es “dominar” lo natural para hacer-lo “cultural”. Esto seguirá pasando, pero será necesario reflexionar, imaginar y experimentar nuevas maneras deseables y posibles para cambiar la relación sociedad-naturaleza. Estas nuevas relaciones van a reconfigurar numerosos componentes de los sistemas socio-ecológicos, como los sistemas alimentarios, de energía, de transporte, etc. Los profesionales de la arquitectura tendrán grandes desafíos de tomar el lugar correcto en el curso de estas transiciones.
Las instituciones, asociaciones y colegios del gremio
¿Cómo prepararse para esto desafíos?
El sector del diseño y la construcción no es exclusivo de los arquitectos ni de los ingenieros civiles. Cada vez más especialistas participan en el diseño y la producción del medio construido y la tendencia apunta hacia una práctica cada vez más compleja: más actores, más reglas formales e informales, más insumos, más y diversas exigencias, mas incertidumbres, etc. Múltiples instituciones y tipos de actores tienen un papel importante en la reflexión y actualización de la profesión. Desde mi opinión, podemos identificar tres tipos de actores con responsabilidad en la práctica profesional de la arquitectura: las instituciones educativas, los colegios de profesionales y las asociaciones de activismo.
- Las universidades y escuelas de arquitectura son en buena medida responsables de la formación de los futuros profesionistas. Paradójicamente, estas instituciones son muy rígidas, poco adaptables y con grandes resistencias a la innovación. La enseñanza de la arquitectura necesita adaptarse a las nuevas condiciones de acceso a la información, nuevas teorías, y renovados modelos educativos que pongan énfasis en la formación continua, e interdisciplinaria. Las escuelas de arquitectura, si bien se han preocupado por la enseñanza teórica y práctica, el mayor rezago está en los posgrados y la investigación. Existen muy pocos programas de doctorado en arquitectura y la investigación científica en este campo no ha llegado a un estado de madurez como otras disciplinas. Un indicador que refleja esta situación es la cantidad de revistas científicas dedicadas a la arquitectura (140 según el ranking SJR, cuando hay 440 para ingeniería civil, 411 para ciencias de la comunicación, 1,221 para educación, 503 para ciencias políticas).
- Los colegios y asociaciones de profesionales tienen un papel importante por desarrollar en la renovación de la profesión. Aunque hasta la fecha su influencia es menor y marginal comparativamente con las escuelas de arquitectura, se les puede reprochar ser en ocasiones poco incluyentes y reforzar elites e intereses del gremio. Los colegios de arquitectos, como el de otros oficios, es una figura que se remonta a la edad media, y está presente por todo el mundo. Constituyen un buen interlocutor entre gobierno y profesionales, y tiene un gran potencial de influir positivamente sobre las reconfiguraciones de valores y prácticas de la profesión. Esas organizaciones tienen históricamente un componente muy territorial, sus áreas de “jurisdicción” ha estado definidas de maneras muy precisas. Esto tiende a cambiar por la interacción y cooperación internacional entre arquitectos y otras profesiones. Organizaciones como la International Union of Architectes https://www.uia-architectes.org/ es un ejemplo entre muchas de estas tendencias.
- Por último, las organizaciones de arquitectos con vocación de cooperación y el desarrollo humanitario es otro tipo de actor que podrá influir en la redefinición de la profesión. Esta modalidad juega cada vez más un papel importante. Invito visitar los sitios de algunas organizaciones que están en la línea de la arquitectura social y solidaria. Un buen ejemplo de estas organizaciones es Arquitectos sin fronteras https://www.asfint.org/ que toma una misión amplia de las intervenciones de los arquitectos y que tiene una gran red representaciones en el mundo. Existen otras más especializadas sobre algún problema donde la vivienda es una de las principales prioridades (ver por ejemplo la Coalición Internacional del Habitat (HIC), Arquitectura de Emergencia (archi-urgent), Arquitetura Solidaria, o la Red de Arquitectas Feministas, entre muchas más otras modalidades.
Bueno,… como dijo una vez un colega…”uno se puede salir de la arquitectura pero la arquitectura no se sale de uno”, quizás habrá que aceptarlo y buscar un rinconcito en algún taller de diseño con alumnos entusiastas, y como es muy a menudo entre chavos, con ganas de “cambiar el mundo”.
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