Una de las primeras cosas que me sorprendieron durante mi estancia en Quebec fue las ordenanzas espacio-temporales de la ciudad. Acciones tan simples como estacionar tu automóvil se convierte un asunto de expertos. Hay que saber que en ciertas zonas de las ciudades quebequenses la disponibilidad de estacionarse en la calle no solo depende del lado de la calle, sino también es un asunto de la fecha del año (básicamente verano-otoño contra invierno-primavera), de los días de la semana, y dentro de un rango horario del día. Para los que nunca habíamos vivido este tipo de reglas, nos dejó más que perplejos.
Foto: Christian NADEAU
Este tipo de regulaciones o arreglos son cada vez más comunes y entran de lo que podemos definir como gobernanza espacio-temporal. De hecho, si ponemos atención este tipo de arreglos formales o informales responden a las necesidades de la coordinación de las personas, las familias, las organizaciones, etc. El conjunto de estos arreglos institucionalizados genera un patrón o un régimen espacio-temporal propio a cada ciudad. Esto lo sentimos empíricamente cuando visitamos alguna ciudad significativamente diferente a la que estamos acostumbrado en términos de ritmos, velocidades, horarios, etc. El estudio y comprensión de estos regímenes espaciotemporales no han sido atendido como creo que merecen. La planeación y gestión de las ciudades y las metrópolis han privilegiado históricamente las estrategias espaciales sobre las temporales.
De las temporalidades urbanas
La dimensión temporal (no histórica) de las ciudades ha sido de manera reciente tratada de menar explicita en la planeación urbana. Esto se explica sin duda por las transformaciones temporales de la sociedad. Por ejemplo, en la primera mitad del siglo XX las dinámicas de las ciudades presentaban patrones temporales y espaciales menos complejos que las metrópolis del siglo XXI. En una ciudad fordista las actividades tiene una coordinación y ritmos temporales bien estructurados en buena medida de manera secuenciales y espacialmente bien definidos en espacios-tempos de trabajo (fabrica) y espacios-tiempo de vida familiar (residencia y escuela).
Una serie de transformaciones de la vida contemporánea como la creciente importancia que tiene las actividades de esparcimiento, la individualización de servicios y productos, el aumento en la esperanza de vida, y la presión sobre una productividad mayor y una aceleración cada vez más evidente (Gwiazdzinski, 2012). De hecho, dos factores de tipo biológicos estructuran de manera significativa los ritmos de las ciudades: en primer lugar, el relacionado con la necesidad de dormir que organiza la vida de las ciudades en el día y la noche, y en segundo lugar la necesidad de alimentarse que en buena medida estructura ritmos y periodos de otras actividades, como el encuentro social, la duración de pausas escolares o de trabajo, etc.
De un modelo simple de las sociedades tradicionales basado en temporalidades cíclicas; cotidianas, semanales, o anuales da el paso a una temporalidad línea en forma de flecha gobernando por la idea de desarrollo y crecimiento. Este régimen espacio-temporal de la ciudad moderna está en plena mutación con señales claras de una expansión, fragmentación y aceleración. Los tiempos que estructuran las ciudades industriales marcados por la sirena de la fábrica y el campanario de la iglesia pierden legibilidad y se reconfiguran en la emergencia de nuevas temporalidades caracterizadas por un modelo policéntrico + policrónico de las ciudades.
La extensión se explica por una reconfiguración del uso del tiempo de las personas. En países llamados desarrollados se ve una clara tendencia en el aumento del tiempo dedicado al esparcimiento y a una disminución al tiempo dedicado al trabajo y al tiempo de sueño. La versión de 7/7 y 24/24 es la demostración de la extensión (producción) del tiempo en las ciudades y con los servicios en línea automatizados o con servicios de call-centres disponibles a cualquier momento del día y del año. La economía nocturna, posible gracias al alumbrado público y a las políticas de animación de las ciudades es otra expresión de este proceso de extensión del tiempo.
La fragmentación urbana ha sido entendida como la discontinuidad del espacio físico de las ciudades que toma una diversidad de versiones morfológicas, pero también es analizada en el sentido institucional de las políticas públicas y desde el punto de vista social. La fragmentación temporal se manifiesta por la discontinuidad y ruptura de los tiempos colectivos y de periodos de actividades. Con la diversificación y multiplicación de actividades por parte de las personas, las familias, las organizaciones y las ciudades, los nuevos usos de tiempo dejan como obsoleto el modelo familia-trabajo de la ciudad, y ganado relevancia un patrón de archipiélago de tiempos y lugares.
La aceleración de los procesos de producción reforzados por las nuevas tecnologías y la automatización se ha extiendo a casi todas las esferas de la vida urbana. La velocidad se convierte en un valor y aspiración, “time is money”, que sobrepasa la esfera productiva y se expresa como lo urgente y lo inmediato. Rosa lo explica adecuadamente con su teoría de la aceleración social y nos permite identificar como los ritmos de las ciudades a diferentes escalas temporales se densifican de eventos, cada vez más efímeros, más rápidos que se multiplican y sobreponen con las interacciones a distancia con otras metrópolis.
La gobernanza temporal o una política temporal de los territorios
Las mutaciones espaciales y temporales caracterizadas por ritmos más acelerados, duraciones más cortas y diversas de las actividades, complejidad en términos de orden y sucesión, además de la sincronización más compleja de eventos que no siempre son compatibles constituyen la fuente de conflictos urbanos que requiere el desarrollo de una gobernanza y planeación espacial y temporal renovada (Fournet-Guérin & Mallet, 2016).
En ese sentido, las transformaciones ya observables del paso de la ciudad monocéntrica-monocrónica a la metrópolis policéntrica-policrónica exige incorporar nuevos conceptos, métodos y herramientas en la planeación de las ciudades. De hecho, cómo el ejemplo de las reglas de estacionamiento en Quebec, actualmente cada vez hay de manera poco reflexiva política temporales de las ciudades y los territorios.
Algunos ejemplos de estas políticas temporales con impacto territorial:
• Reglamentación de horarios para trabajos de construcción o descarga de productos en ciertas zonas de las ciudades
• Restricción de horarios de actividades compatibles con el uso residencial como fiestas nocturnas
• Adopción del horario de verano
• Calendario escalonado por regiones de las vacaciones escolares en ciertos países
• Restricción de actividades comerciales e industriales los fines de semana
• Restricción de horarios para la circulación vehicular y estacionamiento
Estas políticas de tiempo y espacio de las ciudades pueden ser vista como la emergencia de un crono-urbanismo que en palabras de Gwiazdzinski se trata del conjunto de métodos y herramientas de los actores que gobiernan la ciudad para coordinar acciones y actividades en el espacio y tiempo que permitan el funcionamiento de la ciudad bajo criterios de eficiencia, equidad, políticos, culturales y ambientales. Este urbanismo y ordenamiento de las ciudades y territorios deberá estar abierto a considerar el uso del tiempo y los flujos, y salir de la perspectiva centrada únicamente en el zoning para integrar la dimensión temporal (Gwiazdzinski, 2012, p. 90).
Bibliografía
Fournet-Guérin, C., & Mallet, S. (2016). Géographie politique des temps urbains. L’Espace Politique. Revue En Ligne de Géographie Politique et de Géopolitique, (30), 0–17.
Gwiazdzinski, L. (2012). Temps et territoires: les pistes de l´hyperchronie. Territoires 2010, 6, 75–96.
Salomón: Muy interesante y útil tu artículo. Estoy elaborando un trabajo sobre «Cronotopias comerciales en la ZMVM», a partir del uso de datos depurados de la Encuesta Origen Destino de 2017 y me resulta ha resultado de utilidad la analogía monocéntrica-monocrónica y policéntrica-políticrónica porque refleja la transición espacio-temporal que se observa en las actividades comerciales y de servicios que registra la metropoli en los últimos años.
Felicidades por estas reflexiones
Estimado
Gracias por tu comentario y me da gusto tener afinidad en estos temas contigo. Efectivamente, la dimensión temporal puede incorporar a la comprensión de las ciudades. Igualmente, estoy por publicar un capitulo sobre la segregación espacio-temporal en la ZMVM a partir de la EOD17. Cuando publiques tu trabajo me gustaría concerlo.
Saludos cordiales