De territorios
El territorio es una noción polisémica útil tanto pa
ra el biólogo como para el jurista, el político, el antropólogo o el funcionario de gobierno. Entre los atributos que caracterizan los territorios, uno consiste en la delimitación espacial, es decir, el trazo de sus fronteras. Con este acto se establece para los habitantes, como para los extranjeros, el adentro y el afuera. Esta delimitación puede ser compleja, dinámica, multidimensional y multifuncional. Otra característica es la de su naturaleza multiescalar, en otras palabras, el territorio como espacio de apropiación toma una diversidad de escalas que van desde la más íntima, cómo la del cuerpo, hasta la más extensa, como la del mundo. El tercer atributo se refiere al componente identitario de los territorios. El proceso de territorialización conlleva la construcción identitaria de actores e instituciones (formales e informales) que contribuyen a la conformación del territorio y que permiten construir el vínculo entre “nosotros” y los “otros”, con “los de adentro” y “los de afuera”.
Movilidades y fronteras
La movilidad y las fronteras son nociones espaciales fuertes. La primera es una de las tres estrategias principales para gestionar la distancia por parte de las personas y los colectivos. Con la co-presencia, y las telecomunicaciones, la movilidad ha sido el acto espacial detonador de distancias. Es gracias a las movilidades cotidianas, pendulares, residenciales o migratorias, que las personas y los colectivos tomamos distancia por medio del alejamiento o la proximidad. Esto actos, conscientes o no, deliberados o no, explícitos o no, son entre otros actos espaciales, los productores del espacio social que al “tomar forma” pueden constituir arreglos espaciales complejos como los de un territorio.
La noción de frontera tenía hasta hace poco una carga fuerte heredada de la geopolítica y que a menudo nos remite a su acepción delimitadora del territorio de un estado-nación o de una demarcación subnacional (como estados, provincias, municipios, alcaldías, etc.). La frontera geográfica es el arreglo espacial resultado del proceso de delimitación territorial que una colectividad o un individuo impone y con este acto establece un adentro y un afuera, un “nosotros” y un “los otros”. Desde la geopolítica, la frontera de un estado-nación o la de un municipio, tiene por objeto delimitar el espacio controlado por los miembros de un grupo social o una comunidad territorial, y limitar los derechos de acceso a dicho espacio a quienes no pertenecen al grupo.
Entre movilidades y fronteras: Territorios
Entre movilidades y fronteras, se manifiesta la oposición de dos fuerzas socioespaciales. Por un lado, la movilidad tiene como programa alcanzar la menor fricción al flujo de personas, mercancías e información entre lugares. Por otro lado, las fronteras, tienen justamente como programa poner límite o regular las movilidades entre territorios. Así, movilidades y fronteras conforman interdependencias dinámicas, emergencias e innovaciones mutuamente adaptativas. En otras palabras, los patrones de movilidad, como la localización de los flujos, la intensidad, la periodicidad, las tecnologías de transporte, su grado de (in)formalidad, etcétera, tendrán influencia en las funciones y configuraciones de las fronteras.
Dependiendo de la cultura geopolítica, las fronteras se extenderán, o se concentrarán en ciertos puntos del territorio, serán menos o más porosas, serán más o menos selectivas del paso de las personas, mercancías o información, ampliarán o reducirán la zona fronteriza que producen, entre otras estrategias de separación y delimitación entre territorios. Por otro lado, las movilidades, a su vez se reconfigurarán y se adaptarán a las nuevas condiciones y arreglos fronterizos con el fin de facilitar las interacciones latentes, económicas, étnicas, políticas, ecológicas, etcétera.
Movilidades y fronteras son componentes centrales en los procesos de territorialización. Los territorios mantienen interdependencias con entidades vecinas contiguas o distantes, y es por medio de los flujos de personas, mercancías, energía e información que resuelven la necesidad de estas interacciones. Sin embargo, los territorios requieren regular, con mayor y menor medida, los flujos hacia y desde el exterior por medio de prácticas fronterizas de muy diversos tipos. Así, un repertorio muy amplio de operadores espaciales se ha desarrollado a lo largo de la geografía y la historia con el fin de controlar y regular los flujos (movilidades) fronterizos. Operadores como las fosas, garitas, muros, cámaras, perros, etcétera, pero también las leyes, pasaportes, aduanas, filtros sanitarios, entre otros, son algunos ejemplos de operadores espaciales para controlar, regular y seleccionar el paso de personas, mercancías o información.
De innovaciones socioespaciales
Las fronteras geográficas como constructo socioespacial están inmersas en la posibilidad de innovaciones socio-ecológicas y socio-técnicas como respuesta a la complejización creciente de los territorios. Los actores recurren a operadores espaciales para el ordenamiento práctico y simbólico de sus territorios. Este proceso de territorialización implica entre otras cosas la regulación de flujos de personas, mercancías e información con territorios contiguos o distantes. Así, las movilidades y las fronteras de los territorios mantienen interdependencias y tenciones que forman parte del proceso constante y regular de territorialización.
Una de las innovaciones posibles en la geografía de las fronteras y las movilidades es el cambio de escala y métrica de los territorios. Si el escenario de globalización y de una mayor integración económica y cultural se acompaña de un debilitamiento del estado-nación para delegar mayor protagonismo a las ciudades como actores de una para-diplomacia, se esperaría que las fronteras nacionales sufrieran una serie de mutaciones. Este fenómeno lo vemos concretamente en iniciativas lanzadas desde ciudades en muy diversos campos: derechos humanos, cultura, cambio climático, educación y ciencia, desarrollo económico, etc.
Finalmente, considero necesario mantener abierta la noción de frontera ante las actuales transiciones socioecológicas que ya dan señales de cambios significativos en el régimen espacial y temporal. Ante estos escenarios, no deberá sorprender la emergencia de nuevos arreglos socioespaciales, complejizando la noción de territorio y por lo tanto nuevas formas, funciones y escalas de las interdependencias entre movilidades y fronteras.
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